miércoles, 27 de septiembre de 2017

Semblanza de una ruta


Una vez pensé que podría reiniciar mi vida con la misma facilidad con que la destruí. No es fácil, ni lo uno ni lo otro. Pero hoy estamos a la salida de la ciudad de Huamanga, rumbo al sur, esta vez son el par de zapatos del niño y la novela de Gidé y Onetti, los que nos acompañan. La mochila es la misma, la pena también, la pena de no haber hallado el lugar que ansiamos, de no haber dado con la gente que buscamos, los nuestros. Esa pena se extiende entonces a lo largo de la carretera como una promesa: El amor es automático, se apaga y prende solo... https://www.youtube.com/watch?v=i--f2XskUUM

Iremos a Andahuaylas, llegaremos, comeremos un montón, nos bañaremos en algún río, cogeremos una piedra y sacaremos la mugre de nuestras manos y tobillos, seguiremos oyendo Roots, raíces de la música, cuánto he cambiado, ahora integro lo brutal con lo dulce en un solo criterio musical. No tiene género, es solo un impulso, nunca fui un buen músico, lo acepto, pero sé identificarla, y por esos senderos voy. Marcia es como Aretha, una mujer negra a la que no puedes evitar amar, así como Nneka o Etta, ah, las amo a todas.

De ahí iremos a Abancay. Me han contado cosas sobre ese lugar, que hay un señor entregado a la pintura y el cultivo del maíz, viviendo con sus perros y una paloma gris. Todos se alimentan en torno a una mesa viendo por ventana el maizal y el cielo azul, límpido y espacial. La música es de las aves, y la embriaguez ya no es tóxica como con el alcohol, no, ahora el señor come habas y está cultivando hongos que hipnotizan a sus animales como las piedras a los árboles cuando éstos pasan junto a ellos. No veré a ese señor pero ya sé de él, y donde esté le digo: yo le respeto y admiro señor mío, es completo el honor mío al conocerlo. Y seguiré de largo. 

En Abancay conoceremos a una mujer, por fin!, su belleza de trigal y sol matutino me extasiará, nos diremos algunas cosas mientras en mi mente suene Estrella brillante de Nneka, y la desearé, ella me mirará con extrañeza tierna, cabecearemos al alba al son de los pajarillos, daré la vuelva en la cama y la rodearé con mis brazos, buscaré su pulso al tiempo que ponga Radio Inolvidable y me prepare para levantarme y hacerle un suculento desayuno de carne de roedor con granos andinos. Ella permanecerá callada, sus labios solo dibujarán dos líneas oblicuas que denotarán tristeza, lo sabe, tendré que irme, tendrá que dejarme, no soy un promesa sólida, soy evanescente, a veces no logro ni proyectar una ligera sombra. Ella mirará el piso, se aferrará a la taza en la que humea la leche y dirá: está bien, vete, sigue buscando afuera lo que perdiste adentro; yo la amaré por ello, sonreiré llorando y pondré esta canción: https://www.youtube.com/watch?v=YKK3D0H9fWo Ya la puse una vez, a quién le importa, da lo mismo. Saldré solo, ella preferirá quedarse dentro, sentiré otra vez ese dolor por la partida, mi cuerpo se estremecerá con el aire frío y la angustia del hambre y la urgencia del amor. He amado por poco tiempo otra vez, debo amar más tiempo y más veces. Sigue Cusco.

En Cusco viviremos un tiempo, la ropa se nos caerá de vieja, pero compraremos otra, comeremos harto embutido y fruta, nuestro estómago nos lo agradecerá, una leve reminiscencia nos instará hacia el thrash metal, pero no a ese género estéril que algunos llaman thrash oscuro, puro, true, basura, a nosotros con Ulyses Syren. Pero no haremos nada aun, no será el momento, porque en ese instante oíremos a Pastorita Huaracina, y no podremos dejar de llorar toda una tarde, esa mujer sabe. De pronto por una casualidad del destino o que sé yo, comprobaremos que seguimos una ruta trazada por Arguedas, estamos recogiendo sus pasos, eso es muy muy bueno.

Como sea que suceda, ahora mismo almorzaremos y veremos qué sucede...allá vamos Arequipa.

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