miércoles, 2 de noviembre de 2016

VAMOS


Mi muy amada humanidad:

Tengo que hacer esto, es cuestión de vida o muerte. Ahora que la gente es nadie y nadie es mi cualidad primigenia y profunda, ellos nadie, yo nadie, queda escribir para todos nosotros, los nadie. 
Se me hizo infernal pensar de ayer para hoy en ya sabes, imaginarla yéndose sin ninguna lágrima por lo nuestro, me hiere, todavía creo que las palabras en representación de ciertas emociones, valen más que cualquier carro de última generación, digo esto con la convicción de quien ayer mientras caminaba por calles nada diferentes a cualquier otra en la serranía peruana, decía cosas como:

Cuando quieras, cuando necesites y cuando no, cuando solo inclines la cabeza, seré el hombro en el que te mezas, seré el aliento en que ahogues el desaliento. Te diré cosas que te hagan reír mientras llores, te diré ya basta cuando no pares y seré quien tome la posta de tu aceleración, recibiré la potencia del veneno con gusto, seré tu almohada en la piedra que ensueñas, seré el calor en la frigidez de la tristeza. Y cuando todos se hayan marchado de tu vida por algún asunto con la soledad o la marginalidad, yo estaré para ti en cada rayo de luz, en cada atisbo de esperanza, en cada canto de las aves, en todas partes, solo dirás, ven, aquí estoy, y estaré para ti.


 Y no sé mañana, no sé lo que sienta, seguiré pensando en el mar como un bálsamo, una especia, y trataré de soñar con él, trataré de estar en más movimiento que ayer, sudaré la tristeza, ahí vamos.


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