lunes, 7 de noviembre de 2016

Bitácora de una rata en ascensión a capitán


Siete de noviembre de 2016

He aquí un barco a la deriva, surcando páramos fantasmales de desolación y esquizofrenia. Y he allí, entre los restos de hombres y animales, una rata solitaria, fisgoneando por pasillos y camarotes desiertos, buscando algo que comer no solo en la basura de siempre. Darle un nombre, como a todo, ese es el hombre, Mike se llama, le dice el hombre que lo ensueña, que lo vislumbra en su imaginación. Mike está cansado de caminar y trotar, saltar y zambullirse, tiene hambre y casi flota de lo flaco que está. Mike tararea canciones de antaño y sus bigotes rozan el suelo tanteando el terreno. Mike ve a lo lejos un agujero (el barco en realidad fue un crucero trasatlántico), corre presuroso y entra. Hay un montón de seres yendo de aquí para allá y acullá, con platos y cervezas, entre bullicio y hedor de comestible. Mike sonríe, lo ha conseguido, el restobar se llama "Gutter" y Mike se ofrece de lavaplatos. Mike come luego de cien días de roer la madera. ¡Bravo Mike!

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