viernes, 24 de noviembre de 2017

Desvaríos


A eso de la una de la tarde te fuiste al río, Beto llevaba su ropa en una mochila gigante, por fin la lavaría, su situación era insostenible, estaba pudriéndose en vida, pero no más, tú le acompañarías y se asearían. Por la noche sería otra cosa, la casa temblaría y las paredes se resquebrajarían otra vez, las calaminas volarían y la luz de la luna penetraría con violencia en el claustro, las tinieblas se harían aire palpable y llegarían los viejos inquilinos, espectros de la noche, almas atormentadas, demonios hostiles, yo qué sé. 
Después vimos en la tele algo de porno, y ahí te vimos, a ti querida ex, a ti querida prima, a todas la mujeres que conocimos, que pendejada, todas son actrices porno, excelente, me masturbé hasta la madrugada. Llegamos con el ingeniero Ronald, un gran hombre, cultivado en el arte y la masonería, mis respetos hombre!
Como sea, estamos otra vez acá, confundidos, extrañados, absortos en tratar de conseguir un boleto al infierno, y ahí te veré querida, siendo otra, ignorando en su máxima extensión el sufrimiento y el desengaño, ahí te ves, yo sigo muerto.

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