miércoles, 19 de abril de 2017

Humanoides


El muchacho cuestiona su sentir, si de algo sirve arrebatarse por una mujer, el interpelado le dice lo que siente, que no vale la pena llorar por nadie salvo tu madre, y eso, si fue buena. Buena voz le dice el muchacho, pero en el fondo sigue cagándose de pena e impotencia por su fracaso amoroso. Huevadas, reitera el interpelado, la nota es largarse a todas partes y gustar apasionadamente de algo, esto último lo dice a regañadientes, y es más, tan solo lo piensa, sin embargo a ambos les espera una tarde de caminar, emborracharse y al día siguiente seguir recorriendo las mismas calles, deseando que todo hubiese sido distintio.
Lástima que no te corresponda, piensa el interpelado, pero en sí le llega al pincho y enseguida se pone a pensar en escribir una novelita sobre los "Buenos muchachos huamanguinos", la peste y lacra de esta ciudad, se conoce casi con todos, de manera que como las huevas, lo está pensando, está oyendo Claustrofobia, se siente energizado, necesita un trago, marihuana, lacrosos para connversar y disertar sobre la vida, sobre la muerte, la misma huevada de siempre. Pero pronto el interpelado se largará al sur, a las playas, a Chile, a dar ala vuelta al mundoy seguirá creyendo que hay que culpar a todos y joderlos, odiarlos y cagarse de risa de todos, por que lo merecen, son simples humanoides.

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