domingo, 13 de agosto de 2017

Ya es lunes

Hoy llegó como brisa helada. Caminé rodeando el parque, lo encontré hermoso, al parque, en contraste con la luz helada del otoño tarde agosto de esta mi ciudad. Odio los posesivos, y todo lo demás. Pero sigo extrañándote, el colmo de mis pedazos diseminados por los caminos que recorrí: no poder superar el límite sufrible de seguirte recordando. Me dijeron que otras personas llegan a llenar este agujero, no les creo, yo solo oigo el sonido de las teclas y el rumor de la madera en ese vaivén sordo y reptante de los domingos cerca de la medianoche. Y mañana vamos a seguir empeñados en hablar de libros mientras tratamos de impedir se los lleven lejos de mí. Debo seguir aprendiendo a dejar ir, a olvidar y perdonar, debo porque tengo que volver a amar. 
Amar, ya no me dice nada, un sonido hueco salado que emite efluvios carcomidos de haber querido más de ti. Ahora que he descendido del bote, del barco, y vuelvo a pisar la tierra, aunque quiera, es imposible volver a ver de dónde vengo, a quiénes dejé atrás, de quién huyo, etc. Y eso es bueno, hay que reconstruirnos, terminar de hallar la sociedad con otros seres humanos para la formación del ideal, atribuirle ánima y versión; calcarle los nudillos y ponerlo de pie, enseñarle a leer nuestros pliegues de las manos surcadas en alto relieve de sangre revestida de piel. La poesía, me dicen, ni bien termina da lugar al cuento...qué cuento, solo a ti te cuento, y siempre eres infinito, insondable... vaya qué domingo aplastante, necio, absurdo...¡pero de pronto ya es lunes!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario