jueves, 11 de septiembre de 2014

FIN DE LA HERMANDAD CON LA "HERMANA"


Todo se acabó cuando leí sobre tu admiración hacia los divertimentos de textos que publicaba regularmente en Facebook. Hermano te admiro, escribiste. Me emocioné un poco, como si una mano hermana en realidad se hubiera posado sobre mi hombro y dicho eso con convicción, con la certeza del sentimiento. Sé de qué va la admiración, sé de saberse un tanto distinto al ser admirado, un tanto menos tal vez, pero gracias a esa disminución, privilegiado cómo no, de ser consciente de la existencia de personas capaces de superarnos con creces y amarlos sin condición. 
¿Bueno, unos dos años tal vez de habernos conocido verdad?, en situaciones inciertas, pasajeras, extrañas, como cuando me bebí todo el ron que había en tu cocina sin tu consentimiento, o los constantes desplantes desde mi inestabilidad psíquica, en fin. Aprendimos a construir un sentimiento entre ambos, por necesidad, por deber incluso, éramos hermanos después de todo, compartíamos la misma sangre, no por haberlo querido así quizá, pero al fin es lo que éramos. En mi caso en cambio, sucedían otros pensamientos, por ejemplo el de hallar al fondo del pozo en el que por entonces me hallaba, a una hermana, ¿entiendes lo que trato de decirte? 
De pronto empezaste a decir cada que mi entusiasmo respecto de padre se manifestaba sin precaución, que me olvidara de él, que era lo peor que había en el mundo, ¿padre?, por favor, ya no te tortures, olvídate de él y asume tu propia vida,¡sé un hombre!
¿Así traté de hacerlo sabes?, a tu modo, depositando sentimientos negativos o nulos a todo lo que significara él, y hasta me pareció haberlo logrado al cabo de unos meses, me pareció te digo, porque me di cuenta que nunca dejaré de quererlo desde mi remota distancia. Y sabes qué me consolaba desde mi exilio, que no era solo yo el mutilado de él. Hasta que claro supe realmente qué pensabas al respecto.
No era que fuera él la peor calaña del mundo que repugnar, no te creías ni por un segundo la idea de olvidarse de él y toda su malévola y dañina influencia sobre nosotros. Nada que ver, solo lo querías para ti.

Cuando pude constatarlo me causó gracia todo este circo, me habías apartado con todas tus fuerzas e influencias de la posibilidad de tender un puente entre él y yo, y lo habías logrado por supuesto; como si de haber propiciado por el contrario nuestra re unión, yo te hubiera hurtado su inexistente amor por alguno de nosotros, o por lo menos por mí. Estúpida, no eras mi hermana, solo eras una simple mujer egoísta como cualquier otra.

Ahora podía saberlo, él te decía: Qué linda mi bebé, a lo cual confirmabas tú mi quimérica sospecha: Gracias papá, me hace tanto bien que me escribas. Eso fue todo, me inspiró una flema verde algo marrón que escupí con fuerza a la calle por la ventana, cerré tu puta pagina y listo. Puse John Mayer  esperé que sonara alguno de sus temas. Otra niñata como yo que protegía su juguete, su delirio, su locura. Bah, tenía suficiente.

1 comentario: