domingo, 28 de septiembre de 2014

Si bien había perdido toda esperanza un tiempo atrás, saber de pronto cuán débil podía ser se me hacía demasiado. Anclado en la desesperanza y la desesperación, no había para mí más que silencio y desolación desde una cefalea capaz de exprimir el más duro de los cráneos. Aún el amor era mi única luz, y sobretodo estaba mi necedad enfermiza; cómo hacer para salvarme a mí mismo, lo había probado todo y reincidí a pesar de ello; ahora los días me eran ajenos, sentí desde adentro a la muerte, es decir, supe lo que en realidad significa estarlo, y aunque por mucho tiempo anduve creyendo que era cualquier cosa menos lo que en realidad es, o sea lo peor que le pudiera suceder a un ser vivo, persistí en ese empeño ya no con voluntad alguna, sino por puro y enfermizo afán con qué sé yo, el dolor?, la tortura? Ya basta me decía y oraba a mi querida madre, a mis abuelos, a todos cuanto amo, pero sin lograr más nada, esto era el infierno sin duda, un agujero donde la voz se derrite y funde con la negrura de exilio, de la enfermedad y el desasosiego. Cómo hago para seguir vivo y sonreír y caminar como antes, feliz de ser quien soy. Dios mío, muéstrame el camino, he perdido mis ojos y mis piernas no responden, acaso deba acabar de una vez, si es así por qué tanto procedimiento, arráncame la vida o lo poco que de ella queda, así ya no quiero continuar, es demasiado para mí, si la prueba es esta ya para qué insistir con algo que se sabe siempre será peor e infinito. Alguien dijo, todavía cuando tú seas carroña, el veneno mortal seguirá siendo tan poderoso como siempre, mientras en mis oídos retumbaba la sin razón y el dolor hecho fuego líquido. Cómo así había llegado más abajo de cuanto pude imaginar, te ruego Dios mío me alcances tu mano porque en verdad la necesito. Te pido perdón por todo mi estúpido empeño, yo sé que mi vida es un regalo de tu gracias, y que cada lección que no aprendí las tuve que pagar con creces, pero por favor, ya no más, dame fortaleza para reanimarme y volver a nacer, porque hay gente que amo con todas mis fuerzas y me duele en el alma no poder ser para ellos quien debería ser, en cambio la llaga crece y se infecta y ya no puedo soportarlo. Señor ten piedad de mí, ilumina mi camino, quiero volver a ti, vuelvo a casa, estoy desnudo y enfermo, fui vil y egoísta, pero yo creo en ti al final, tú lo eres todo, yo me arrepiento de todo y me hinco a tus pies, haz de mí un instrumento de glorioso poder, muestrale al mundo cuán maravilloso eres, mi vida te la entrego, quiero salir del fuego.

sábado, 27 de septiembre de 2014

989

Uno no puede ignorar los hechos, a pesar de los sueños; o ignorar lo sueños a pesar de los hechos; como sea, en cuanto gira el mundo va dejando atrás tantas cosas que para cuando uno repara en ellas, son puro vestigio de abandono, ni siquiera recuerdos tiernos, desolación y olvido. Y te preguntas cómo podrías hacer para remediarlo, es decir, revertirlo o por lo menos conservar algo de ti, del resto, de todo cuanto componía tu mundo. Pero para qué, te preguntas, nada será igual, nada tiene por qué serlo. Debes asumirlo, así es el mundo, no hay nada que hacer. Soñando en cambio...

jueves, 11 de septiembre de 2014

FIN DE LA HERMANDAD CON LA "HERMANA"


Todo se acabó cuando leí sobre tu admiración hacia los divertimentos de textos que publicaba regularmente en Facebook. Hermano te admiro, escribiste. Me emocioné un poco, como si una mano hermana en realidad se hubiera posado sobre mi hombro y dicho eso con convicción, con la certeza del sentimiento. Sé de qué va la admiración, sé de saberse un tanto distinto al ser admirado, un tanto menos tal vez, pero gracias a esa disminución, privilegiado cómo no, de ser consciente de la existencia de personas capaces de superarnos con creces y amarlos sin condición. 
¿Bueno, unos dos años tal vez de habernos conocido verdad?, en situaciones inciertas, pasajeras, extrañas, como cuando me bebí todo el ron que había en tu cocina sin tu consentimiento, o los constantes desplantes desde mi inestabilidad psíquica, en fin. Aprendimos a construir un sentimiento entre ambos, por necesidad, por deber incluso, éramos hermanos después de todo, compartíamos la misma sangre, no por haberlo querido así quizá, pero al fin es lo que éramos. En mi caso en cambio, sucedían otros pensamientos, por ejemplo el de hallar al fondo del pozo en el que por entonces me hallaba, a una hermana, ¿entiendes lo que trato de decirte? 
De pronto empezaste a decir cada que mi entusiasmo respecto de padre se manifestaba sin precaución, que me olvidara de él, que era lo peor que había en el mundo, ¿padre?, por favor, ya no te tortures, olvídate de él y asume tu propia vida,¡sé un hombre!
¿Así traté de hacerlo sabes?, a tu modo, depositando sentimientos negativos o nulos a todo lo que significara él, y hasta me pareció haberlo logrado al cabo de unos meses, me pareció te digo, porque me di cuenta que nunca dejaré de quererlo desde mi remota distancia. Y sabes qué me consolaba desde mi exilio, que no era solo yo el mutilado de él. Hasta que claro supe realmente qué pensabas al respecto.
No era que fuera él la peor calaña del mundo que repugnar, no te creías ni por un segundo la idea de olvidarse de él y toda su malévola y dañina influencia sobre nosotros. Nada que ver, solo lo querías para ti.

Cuando pude constatarlo me causó gracia todo este circo, me habías apartado con todas tus fuerzas e influencias de la posibilidad de tender un puente entre él y yo, y lo habías logrado por supuesto; como si de haber propiciado por el contrario nuestra re unión, yo te hubiera hurtado su inexistente amor por alguno de nosotros, o por lo menos por mí. Estúpida, no eras mi hermana, solo eras una simple mujer egoísta como cualquier otra.

Ahora podía saberlo, él te decía: Qué linda mi bebé, a lo cual confirmabas tú mi quimérica sospecha: Gracias papá, me hace tanto bien que me escribas. Eso fue todo, me inspiró una flema verde algo marrón que escupí con fuerza a la calle por la ventana, cerré tu puta pagina y listo. Puse John Mayer  esperé que sonara alguno de sus temas. Otra niñata como yo que protegía su juguete, su delirio, su locura. Bah, tenía suficiente.

martes, 9 de septiembre de 2014

Tips de longevidad (26 inviernos)

Ahora tenemos dos existencias dependiendo de nosotros, éste es el último y más joven. Debemos ser cuidadosos y mucho más precisos con él que con el resto puesto que deseamos superar la calidad del texto en los relatos, a lo mejor hasta logremos insertar el Diario del Suicida imperecedero,  o tal vez no, lo cierto es que nos urge la renovación de formas, de contenidos nada podemos hacer al respecto de lo que ya hay en nuestras cabezas o dedos, por lo que sin cuidado escribiremos sobre cualquier cosa, como ahora que lo hacemos sobre nuestros pequeños dragones, sobre su número e importancia para nuestra supervivencia, y es que una vez consumadas nuestras vidas, quedarán en ellos todo el testimonio de nuestras noches insomnes y bajo el sendero ominoso de la voluntad orientada a saciar la necesidad de buen arte. Como si el arte debiera estar contaminado de barbaries como la moral o los parámetros, en fin, van dos las dimensiones y esperemos sean mil cuando tengamos que marchar a habitar en ellas fuera de esta prisión de huesos, insoportable levedad de ser y dejar de ser y volver a ser.
 Hace un tiempo te sentías libre de las supuestas amarras y de pronto las pesadillas de desdoblamiento y el miedo a no tener nunca más miedo haciéndote nuevamente presa de sus reglas: el encierro, la estupefacción, la estupidez autoinfringida, la autocompasión y tantas porquerías más del ánimo que no alcanzaría ni el blog ni las limitadas palabras con que contamos para decir lo mismo, o casi lo mismo, traduciendo el sentir o la insensación de los sentidos, una suerte de inversión en el modo de recibir y dar, ya no das más pero recibes menos, cómo es eso, una contradicción acaso, una paradoja quizá, qué importa, de pronto ya no brillas aunque los recuerdos de tu cualidad fulgurante siguen y seguirán por lo menos en nosotros. Eso no basta para vivir como se debe hemos oído decirnos a todo el mundo, o a los que siquiera tenían algo que decir, porque el resto ya saben, el sueño superpesado de la ignorancia; en realidad nada basta les dijimos y así, con nuestros vicios y locuras ya vamos 26 años y tal vez sean 120 pronto, cuando terminemos de consolidar un estilo, una voz, un modo peculiar de decir algunas cosas y de hacer algunas otras. Qué más podemos decir de vivir sino es hacerlo todo, tratar de liberar las amarras naturales de mundo, de nosotros mismo, de la vida incluso, libertad a veces suele tener que ver con sacrificio, autosafrificio mejor, como clavarse las propias mandíbulas en el cuello para beber la propia sangre antes de morir de sed, y lo mismo con comerte el cuerpo que alimentas y cuidas como el templo sagrado que debe ser; mejor complacerlo, darle lo que pide, más carne, más vino, más humo, ese es nuestro secreto de longevidad, ése por ahora, sin olvidar mantenerse a flote con los neumáticos del arte o las reminiscencia de mejores épocas vividas o tan solo ensoñadas. 
¡Como fuere, seguimos adelante!

martes, 2 de septiembre de 2014

EL ABISMO

La fotografía mostraba un conjunto de viviendas de adobe con tejas rojas, y más abajo una especie de patio inclinado de aspecto sombrío que terminaba en un abismo. Justo al borde se hallaba Mercedes, mirando al vacío o más allá de lo visible. No pude decir nada en cuanto la vi, pero luego de un minuto de despegar la mirada lo supe; esto está bajo el puente Rioja, dije para mis adentros, la tal Mercedes vive bajo el puente, pero ese abismo no puede existir, debe ser un montaje, o es que...

Olvida la idea de un agujero tan grande como el que viste en la fotografía, en lugar de ello piensa en Mercedes y su cartas, las que fue enviando periodicamente desde el año pasado; ella trata de ser amable y más cordial contigo que con cualquiera, y eso significa mucho puesto que podrías ir a verla en lugar de zafarte de la búsqueda inacabable de empleo para largarte a campo traviesa rumbo a los ríos que te dijeron son como los del Paraíso. 
Me dijeron, no, solo fue Amanda, y yo terminé yendo la vez pasada junto a Héctor y nos pasamos la mañana entera, desde las seis hasta casi la una de la tarde caminando y empañando nuestros ojos con el resplandor de cada planta, roca y nube que iba saliendo a nuestro encuentro. Al final, cuando vencidos por el cansancio decidimos sentarnos a beber nuestros refrescos y tomar la merienda, recién vimos a lo lejos el primer riachuelo, y nos precipitamos hacia él con los pies desnudos y los zapatos asidos por nuestras manos, felices y contentos. Sin embargo no metimos ni un dedo en el agua verde que fluía en armonía con el césped; por qué se preguntarán, te preguntarás, simple, habían criaturas hostiles parecidos a los bueyes pero con aspecto humano cuidando que nadie se atreva si quiera a tocar el agua. Por eso volvimos con el humor de perros con rabia, y tú con tus achaques de mujer, que dónde andaba, que por qué no estaba en el trabajo, cuál trabajo te dije, pero no oíste, para ti yo tenía que tener un trabajo, el que fuera, en lugar de irme por ahí en busca de chapuzones. Te mandé al carajo al cabo de unos minutos de discusión, recién entonces me arrojaste la fotografía.

Ya entiendo me dijiste, con que se trataba de esto; mira, Mercedes es una amiga muy íntima; claro cómo no, seguro te la tiras, alcancé a decirte, pero para qué, pues de inmediato cogiste la fotografía, la guardaste en tu billetera y sin decir más volviste a largarte. Lo supe, siempre lo supe, ¿sabes?, era tu amante, tu puta o algo así. Perro asqueroso, y encima te vuelves a largar. Maldito el momento en que tomé la fotografía y le dije a ésa que te la entregaría; no, le dije, soy su hermana, estúpida yo. Ahora supongo estás yendo rumbo al puente Rioja, asco te debería dar, meterte con una de esas ratas, en fin, si te atreves a volver con agua caliente te voy a pelar como a un cuy ya verás.

Llegas justo a tiempo querido Rodo, tu mujer fue más cordial de lo normal, me pregunto qué misterioso motivo la instó a comportarse de ese modo, a lo mejor pensó en obtener de la fotografía la información necesaria para satisfacer sus morbosas sospechas sobre nosotros. Y vaya que lo hizo, ven mi amor, dame un beso y hazme el amor sobre el suelo negro de este agujero, y rodemos juntos hasta el borde del abismo, después te mostraré algo, algo que tal vez satisfaga tus ansias de revolución de la mente.

¿En serio?, bueno Mechita, aquí voy.

No caer aun cuando era esa la impresión, por el contrario, elevarte como el humo pero hacia abajo y luego oscuridad total, negrura aplastante con injundias de dolor, enseguida el vapor caliente de tu cuerpo huyendo por tus orejas, desinflándote, chupándote y finalmente dejando de ti solo una bolsa de piel con huesos secos cayendo como hoja de álamo en otoño hacia el asfalto ardiente. Caos simultáneo con el nuevo mundo que se te hace familiar, una autopista, miles de neumáticos, pies enfundados en calzados, miradas de soslayo y sospecha de gentes subnormales. De pronto yaces como un indigente entre la basura reunida junto a un semáforo, se te ocurre pensar en aquellas criaturas que impidieron que tocases el maravilloso líquido de aquel lugar, pero enseguida te sientes abandonado de tu vitalidad, este es el hoyo reflexionas, no, no lo es, tan solo un lugar más en el que te será prohibido el agua, la belleza y la desnudez de un alma en armonía con su naturaleza libre. Entonces te incorporas, desprendes la suciedad de tu rostro y cuerpo, reemprendes la caminata, cubres tu cuerpo con la ropa vieja que se la robas a un alcohólico, y luego de mendigar consigues lo necesario para acudir a un teléfono y marcas:
- ¿Hola?
-Amanda mi amor, soy yo
-Oye, dónde estás, por qué me haces esto
-Lo siento, necesito tu ayuda
-Ya, está bien, dónde te recojo
-No lo sé, salté al abismo
-¿Qué?
(Fin de la comunicación telefónica, usted necesita introducir diez millones de monedas)

Caminarás sin rumbo, buscando la salida a este infierno. Sin salida, no hay remedio, no hay luz. Date vuelta que te toca la medicina. Garrafas de dolor para tu alma, severas lanzas en tus sienes. Y tu organismo resistiendo más allá de la razón. No hay final porque esto es el cielo en realidad, aquí todo es eterna purulencia de divinidad, eres un santo de oficio, una lacra de vicio. Anda, te echo el camino, extiende las piernas, libera el cuerpo, es tuya, toda tuya la condena.