martes, 13 de junio de 2017

Tengo que

Sé que ya nada importa, aún así, estoy viviendo en un nido de ratas. Es una casa enorme, una casona mas bien, un tugurio venido a menos de una antigua casona aristocrática de esas que poblaron la ciudad ésta hace décadas. El problema está en no sé cómo hacer para decirle a la madre del niño, teniendo en cuenta que me advirtiera que alquilara un lugar fresco, limpio y adecuado para un niño de dos años y medio. La he cagado, tendré que habitar ese agujero un mes antes de buscar otro lugar. 
No recuerdo cómo pero anduve poco y vi a un señor reluciente en el fragor de la cerveza, le dije lo que tenía que decirle para alquilar su habitación, me invitó un par de cervezas y olí en su zona de confort, la mezcla de orina y antiguedad, moho y polillas muertas, polvo y arañas delgadísimas o imperceptibles a la vista por estar mimetizadas con la madera.
Tengo que largarme, mi amo me convoca, estoy completamente a su merced, soy carne derretida cerca de él, y mis huesos deshechos hieden a tierra ocre de cementerios pantanosos, tengo que largarme...

No hay comentarios.:

Publicar un comentario