miércoles, 27 de julio de 2016

Bullshit in love

La droga, la droga, la puta droga, hoy nada que tenga que ver contigo. En lugar de ello tengo que sostener ciertas afirmaciones respecto una de las tantas posibilidades que hubieran sucedido si por aquel entonces, cuando mi vida se encontraba en el umbral entre lo que ahora es y lo que pudo ser. Se apellidaba Bogo y era si no mal recuerdo, bellísima, espigada, esbelta y alegre, sobretodo lo último, su nombre no me dice nada, nunca lo hizo; yo estaba mirando por la baranda cómo los jóvenes eran jóvenes, yo ya estaba envejecido incluso en ese entonces, recuerdo que observaba con atención a una nena en particular que llevaba el cabello suelto y rizado y que tampoco paraba de mirarme, entonces alguien se acerca por detrás y me toca con un dedo sobre los riñones, doy la vuelta, era ella, me dice hola, estamos en el mismo aula, para qué carrera te preparas, para la final, la definitiva, pienso, la muerte, quise decirle, pero no, literatura, le digo y en lugar de agregar, ¿y tú?, bajo la mirada. Siempre fui un completo imbécil con las nenas que me gustaban demasiado, ella era una de ellas, tal vez a la que menos pude llegar, pero bueno, ella recoge mi mentón con uno de sus largos dedos y me dice, qué pasa, por qué estás triste, no estoy triste, le digo, sí lo estaba, para qué mentir, me atormentaba mi vida, la miseria, la ausencia de papá, mi carácter taciturno, mi ciudad mediocre, mi adicción consolidándose, etc. Mira, te vi escribir, me dice, y sabes, yo también lo hago, pero no como tú, vi que no parabas de hacerlo en todo el día. Por aquel entonces escribía como loco todas mis fantasía adolescentes, llenaba cuadernos enteros en solo una mañana, acababa la tinta de varios lapiceros antes de la salida, pero seamos honestos, nada de lo que aquella vez escribí valdría la pena tener ahora, era pura basura de adolescente, fantasías sobre mujeres que me amaban y por las que yo hacía cosas extraordinarias. Yo escribo mi diario, me dijo, hablo sobre las clases, incluso sobre ti, cómo te llamas, acompáñame al paradero de buses a la salida qué dices. De acuerdo, estuve muy de acuerdo, entramos al aula, la vi dirigirse a su carpeta y abrir su diario y escribir. De cuando en cuando volvía la mirada y yo pegado en ella. Que si me enamoré, era lo más seguro, la acompañé como quedamos y nunca la volví a ver, se cambió de carrera, de preparatoria, de vida. Hoy, dos décadas después, vi fotografía suyas, es ciertamente hermosa, más de lo que puedo soportar seguir viendo. Demasiado para mis ojos, debo seguir con mi vida hasta donde alcance. Bullshit motherfucker.

lunes, 4 de julio de 2016

OX1

Era uno de esos días en los que te parece haber destruido más de la cuenta tu cerebro. Lo sabes por tus modos torpes en el trato con la gente, por tu incapacidad para transmitir una inquietud, y tu amago de tedio habitual. Me pregunto ahora cómo se me ocurrió destruir mi cerebro a modo de deporte apasionado. Nada, no me digo ni mierda, sospecho que fue una estupidez, aunque todavía me complace la idea de resistir en esta contienda creyendo que no me afectó de sobremanera. Como me dijeron una vez, tal vez tú ya estás muerto y no te das cuenta. Tal vez, ahora sí sé que tal vez.
Lo bueno de todo esto es que uno no siente la degeneración tal como sucede, me explico mejor, uno no sabe que está degenerando hasta que ya lo hizo, y es cuando se remuerde o escribe cosas como estas para distraer la atención.
Soy el esposo de la hermana del sujeto que a todas luces soy yo en su familia. Mi reflejo, o en parte, y me siento ajeno, como si a pesar de saber que afuera, más cerca o lejos, hay alguien que eres tú mismo con tus mismos problemas y pesares y esperanzas y no importarte, significara lo que importas tú para ellos: nada. Y qué importancia puede tener algo como esto a fin de cuentas, ninguna.
Mañana has de ir a ver qué sucede con la valoración de Irma, la tuviste encerrada varios meses y ya es tiempo de ver cuánto vale.