miércoles, 9 de julio de 2014

PROCLAMA

Descendemos de la patrulla caída la noche, la gente que transita nos mira recelo, somos imponentes cómo no, además están nuestras armas y las luces del vehículo y toda la parafernalia del equipo. Mi compañero luce inquieto, me dice que haga lo que vinimos a hacer y nos larguemos de inmediato. Con calma promoción, le digo, hay que vacilar un rato, este lugar está infestado de ratas, hay que limpiarlo no crees?, y de paso sacamos para el huarique del fin de semana. Como quieras pero date prisa, me dice, te espero en la patrulla. 
Camino rumbo a la casa del Bocas, un ranqueado ladrón y extorsionador hijoeputa, a cobrarle la cuota que nos debe por vender su asquerosa droga en la esquina del Jr. Amancaes y La Unión, en pleno centro de esta ciudad de islas. Así funcionan las cosas en mi país, en el mundo entero, la corrupción es un estilo de vida tan arraigado al modo de sobrevivencia de hoy en día, que de no hacerlo pereces, la ley del más fuerte diría alguien. Llamo a la puerta, oigo voces y movimientos desesperados desde adentro, al parecer llegué en un momento preciso en el caso de querer hacer una redada. No abren, me impaciento, veo acercarse a una patota de pandilleros, jóvenes ladronzuelos de poca monta que por un sol son capaces de fomentar el odio y la violencia entre los suyos y más con los extraños, viles alimañas que no valen un escupitajo. Me paro firme, los observo debajo de la visera, uno de ellos me observa y comunica al resto sus intenciones delincuenciales. Qué divertida osadía, van a ponerme? jajaja

Yo le dije al Nero, estás seguro de ponerle al tío ese?, nunca me hacen caso, ahora estamos jodidos, nos van cagar, espera a que llegue el técnico Rosales y listo. Nos masacrarán los cerdos, cómo se nos ocurre ponerle a un tombo, y peor, cómo se nos ocurre robarle el arma y dispararle, en qué estábamos pensando, la droga nos molió los sesos lo sé, pero yo sé con quién meterme y con quién no, puta madre estamos jodidos.

Cuando noté que mi promoción tardaba más de lo usual decidí llamarle al celular, oí dos timbradas cuando en eso oigo el disparo. Carajo! me dije, cogí el AKM, llamé a refuerzos y bajé de inmediato. A todas las unidades al centro de la ciudad, nos embocaron unos terroristas refugiados en la casa de un conocido narcotraficante. Sí mi capitán, redactaré como debe ser el informe, pero escúcheme por favor, no me inmiscuya en el incidente, ya sabe, porque ya tengo antecedentes de coimas y extorsiones de años anteriores, yo le prometo ser muy agradecido el fin de mes con mi aguinaldo, por favor sí?

Lo mataron esos delincuentes, qué paguen con su vida si es necesario por favor señor juez, mi esposo era el sustento de este hogar, modelo de conducta y moral. En qué país vivimos, qué estaré pagando, oh qué dolor, cuatro hijos en la orfandad y yo en la viudez, cómo voy a superar esto, a ver dígame.


Algo así señor director, una película en la que retratemos la conocida faceta corrupta y luego hipócrita de la policía ante los resultados de sus propias acciones. Aunque pensándolo bien, de nada sirve sin una cuota añadida para revolucionar esto, lo anterior es harto conocido por todo el mundo, sobretodo en esta ciudad de mierda en la que prima el egoísmo, la ambición y el individualismo. En realidad yo estoy listo para enlistarme a un comando de aniquilación sin arbitrariedades, un grupo que extermine toda la basura humana de canto a canto. Porque siendo sinceros nuestro país sin motivos de cohesión de todas formas está condenado al quiebre, a la catástrofe. El odio está condensado en cada hogar, en cada persona abusada por los estamentos del gobierno o de su propia "comunidad". La delincuencia, las ratas humanas, los códigos amorales o la falsa moral y hasta la religión en todas sus facetas solo son indicadores de un gran vacío corrompido de un país que nunca debió sobrevivir a una guerra que fue perdiendo conforme pasan los años, los días.
Los medios de comunicación, el sistema judicial, todo es una porquería, un astillero fantasmal que hace rato no funciona y sin embargo sigue en pie. Solo la desobediencia civil y la resistencia cultural son nuestras orillas y fuentes de lucha contra la desesperanza y la sin razón de una vida plagada de privaciones y silencios y comidillas para palomas o perros sarnosos. 

¡No señor, estamos hartos, esto se tiene que acabar!

Por una limpieza de un territorio tan basto y maravilloso como el Perú, sumemos fuerzas primero a la resistencia cultural. Leamos, crezcamos intelectual y espiritualmente, y luego luchemos para echar abajo toda esta puesta en escena absurda de una nación que no es sino simples barricadas familiares unas contra otras. Se acabó, se tiene que acabar, así corra sangre y rueden cabezas, esto tiene que cambiar, y lo hará, está escrito y así será!